Reconociendo la energía de un ser querido.

Quizás no puedas ver, quizás no puedas escuchar. Sin duda sabes quién es, porque puedes sentir y tu corazón distingue.

Es un hecho que las personas no videntes desarrollan mucho más sus otros sentidos, si me preguntan diré que primero por instinto de supervivencia; quien ha permanecido por mucho tiempo en obscuridad, aprende a guiarse e incluso muchos llegan a distinguir presencias y a diferenciar la energía de lugares, de personas y hasta llegar a conocer con certeza, si pueden confiar o no en la persona que está cerca.

Dirán que es un asunto que tiene que ver con el tono de voz, el ritmo de los pasos e incluso aromas, pero hay algo más.

Don Fabio perdió la vista cuando tenía tres años por un accidente, un día nos cruzamos y lo vi complicado para subir a un bus; lo ayude y desde ese entonces varias veces nos encontramos y aún cuando permanecía callada, solo por curiosidad, regresaba su rostro y me sonreía diciendo. ¡Niña Isis!.

Un día le pregunte.

Don Fabio cómo sabe que soy?

Cómo me reconoce siempre?

Respondiendo.

Solo sé que está y sé que es.

Usted es diferente niña; todos son diferentes. Hay quien es como donde vivo y otros son como una canción muy alegre, como el calor que da el sol cuando siento frío.

Desde entonces somos amigos. 

Don Fabio ha sido un maestro, un ser de luz del que aprendo algo siempre y de quien sin duda les hablaré más otro día.

La palabra del día es sentir; apagar por un momento tus sentidos y sentir.

Cuando un ser querido muere es inevitable pasar por el dolor de la perdida, porque nos enseñaron que si ya no podemos ver ni tocar no hay más. Pero hay algo que nos define la esencia que nos identifica y eso es lo que no muere, si el cuerpo que es el envase ya termino su ciclo la esencia sigue a otro lugar pero los lazos continúan y el amor permanece.